Tu compra, tu voto.
No solamente votamos cada 4 años. Comprar es votar, allí donde ponemos nuestro dinero es donde estamos contribuyendo a que aquello y todo lo que conlleva continúe. Por lo tanto, es de vital importancia ser conscientes del impacto entre escoger un alimento que proviene de agricultores de proximidad u otro que proviene de otros países.
Desde el punto de vista ecológico, la exportación de productos a otros países genera una gran gasto de energía debido al transporte, principalmente por la cantidad de petróleo y otros combustibles fósiles necesarios para transportar los alimentos. También, se debe tener en cuenta el gasto energético que conllevan los invernaderos y las cámaras frigoríficas (gran producción de gas y electricidad). Además de la gran cantidad de plásticos y envoltorios que se necesitan para transportar entre grandes distancias los alimentos para que no se estropeen. El despilfarro de alimentos que genera la globalización es ¡enorme!.
La globalización conlleva un alargamiento de la cadena alimentaria, y en el caso de los productos procesados una transformación del alimento, que hace que el producto pase por más manos y procesos. Por lo tanto, los puntos críticos en cuanto a la contaminación y seguridad alimentaria aumentan y esto provoca que este tipo de productos tengan que pasar estrictos controles de seguridad.
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